Como hemos ido describiendo hasta ahora en los anteriores post, a medio-largo plazo se prevén tres tendencias en la evolución en los fármacos biosimilares: un incremento en su utilización, un aumento de su valor en el mercado y un potencial ahorro en los costes sanitarios. Teniendo en cuenta que la inversión que se requiere para su desarrollo es muy elevada, si no se genera un marco sostenible en el tiempo adecuado, los incentivos para el desarrollo de estos fármacos se perderían, perdiéndose también la accesibilidad y la sostenibilidad que éstos proporcionarían.
Hasta ahora, el mercado y la utilización de los biosimilares han ido creciendo año tras año. En un informe elaborado por la consultora IMS Health en 2011 que abarca el periodo 2007-2011, se ha observado cómo la cuota de mercado de estos fármacos crecía desde el 0% en 2007 hasta el 11% en 2011 (IMS Midas, Q6, 2011). Para el año 2017, esta misma consultora ha estimado que la venta de fármacos biológicos supondrá un 19-20% del mercado mundial, con unas ventas previstas de 221.000 millones de dólares, de los que un 2-5% corresponderán a biosimilares (IMS Institute for Healthcare Informatics, 2013). También ha estimado los niveles de gasto farmacéutico para 2017 por área terapéutica en los mercados desarrollados, situando la oncología en primera posición, con unas ventas estimadas de 74.000-84.000 millones de dólares. En el caso de los mercados emergentes, el principal gasto farmacéutico se situará en el control del dolor, con un total de 22.000-25.000 millones de dólares (IMS Institute for Healthcare Informatics, 2013). Por su parte, la consultora Global Business Intelligence (GBI) ha estimado que el valor de los biosimilares en el mercado global pase de los 20.000 millones de dólares alcanzados en 2015 a 55.000 millones para 2020 (GBI Research, Junio 2015).
Sin embargo, a pesar de ese incremento en su uso y de su valor de mercado, en diversos estudios se ha calculado que para el año 2020 los biosimilares tendrán el potencial de generar un ahorro de 1.500 millones de euros para el Sistema Nacional de Salud Español, y de entre 50.000 y 100.000 millones de euros entre Europa y Estados Unidos (IMS Health, Marzo 2016), provocando también un descenso en el coste de adquisición de fármacos biológicos de referencia que ya hayan perdido su patente.
A pesar de todo lo descrito, todas estas previsiones y estimaciones dependerán de diversos factores, entre los que destacan: la implicación de los gobiernos y las autoridades sanitarias (mediante la introducción de políticas de incentivación para su uso), de la confianza y del convencimiento que generen en los profesionales de la salud, de que se mantenga la tendencia actual al alza de los precios de los medicamentos de nueva comercialización, de la crisis económica y de la necesidad de hacer sostenibles los sistemas nacionales de salud.